Coches eléctricos: ¿cuáles son los diferentes tipos de baterías que existen?
Coches eléctricos: ¿cuáles son los diferentes tipos de baterías que existen?
Ecológicas, económicas, eficientes… cada vez le exigimos más a las baterías de los coches eléctricos. Afortunadamente, su evolución es rápida, y las baterías de iones de litio, de polímero de iones de litio y de grafeno tienden cada vez más a prevalecer sobre sus predecesoras de plomo, níquel-cadmio o hidruros. En este artículo realizamos una breve descripción de los diferentes tipos de baterías para coches eléctricos que existen en el mercado.
La batería de plomo: la pionera
Fue la primera en propulsar un coche eléctrico allá por 1899. Gracias a esta batería, un coche superó por primera vez los 100 km/h. Sustentándose en este logro, siguió siendo la batería principal del motor eléctrico hasta finales del siglo XX, antes de ser destronada por diseños más ligeros, menos contaminantes y más eficientes.
La batería de níquel-cadmio: una cuestión de memoria
La preferida de la industria automotriz en los años noventa, la batería de níquel-cadmio tenía la ventaja de ser económica y de poseer una buena capacidad de almacenamiento. Sin embargo, su reciclaje resultó problemático, así como su efecto memoria que alteró el rendimiento de la batería, sin pasar por alto la toxicidad del cadmio. En la actualidad están prohibidas.
La batería de hidruro metálico de níquel: ligera y potente
A principios de la década de 2000, hablar de coche eléctrico era sinónimo de batería de hidruro metálico de níquel. A diferencia de las anteriores, esta batería está desprovista de metales pesados, lo que no impide que proporcione un rendimiento equivalente al de las baterías de níquel-cadmio. Además, es muy económica. No obstante, con la llegada del litio fue cayendo en desuso.
La batería de iones de litio: la campeona del siglo XXI
Su principal contribución no es únicamente su larga vida útil. También afirma su superioridad gracias a su alta densidad de energía. Su tiempo de carga es de entre 2 y 5 horas, una mejora significativa respecto a las baterías de níquel, que requerían 10 horas para recargarse. Diseñada en los años noventa, la batería de iones de litio es ahora la gran favorita de los fabricantes de automóviles. Aunque carece de efecto memoria, puede provocar reacciones inestables. Requiere, por tanto, controles estrictos y periódicos, lo que incide en su elevado coste, su principal inconveniente. Si bien la extracción de litio sigue siendo controvertida, desde un punto de vista medioambiental, el reciclaje de este material se está desarrollando cada vez más.
La batería de polímero de iones de litio: estable pero cara
Esta alternativa a la batería de iones de litio se basa en un funcionamiento similar, pero utilizando electrolitos sólidos y no líquidos, lo cual le otorga más estabilidad. Sin embargo, la batería de polímero de iones de litio es más cara de producir y su rendimiento es inferior al de la batería de litio convencional.
La batería de grafeno: las superdotadas
El grafeno proviene de un derivado del carbono, el grafito. También se le llama oro negro, no solo por su alto coste sino también por la excelencia de sus prestaciones, lo que lo convierte en el material del futuro para las baterías de los coches eléctricos. Y, como ocurre con el oro, el grafeno es extremadamente resistente. Por lo tanto, las baterías de grafeno prometen una vida útil más larga que las de litio. Por si fuera poco, su principal fortaleza reside en su carga rápida, que transformará la vida de los conductores de coches eléctricos.
Reducción drástica de los costes de producción, alto rendimiento y reciclaje garantizado. Estos son los tres retos que los fabricantes de baterías de automoción deben afrontar. Desde su descubrimiento hasta alcanzar el progreso, la batería continúa evolucionando y cumpliendo cada vez más con nuestros requisitos como conductores… y protectores del medioambiente.
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