En la reunión previa a la salida es importante que quede claro el papel de cada uno: quiénes abren, quiénes cierran y, eventualmente, quienes van cambiando de posición.
A menudo, quien abre es quien posee mayor experiencia. Para ello, hay que ser capaz de seguir el itinerario, hacer las indicaciones necesarias a los demás y vigilar la carretera, el tráfico y a las motos que vienen por detrás, todo ello a la vez. También hay que ser capaz de decidir dónde se hacen las paradas, preferentemente en lugares lo suficientemente amplios para no molestar a los demás usuarios y evitar así cualquier incidente.
El papel de quien cierra el cortejo (la moto-escoba) es igual de importante y requiere no menos experiencia y capacidad de vigilancia. También hay que saber gestionar el efecto elástico. Regla fundamental: nadie debe circular nunca por detrás de la moto-escoba.
En condiciones ideales, el motorista que abre debe ser capaz de ver al motorista que cierra, al menos de vez en cuando, para asegurarse de que todo el mundo circula correctamente. Es recomendable pues que ambos lleven algún elemento distintivo, como un chaleco reflectante, que permita reconocerlos fácilmente. Si esto no es posible –en grupos muy numerosos, por ejemplo–, la moto que cambia de posición se encargará de transmitir la información desde una punta a otra del cortejo.