Realizados en diferentes épocas, estos magníficos jardines ocupan cuatro quintas partes de la superficie total del alcázar. Hay diferentes niveles y el agua es uno de los principales protagonistas. La mejor vista se obtiene desde el estanque de Mercurio y la galería del Grutesco (s. XVII), acondicionada en un lienzo de la antigua muralla. Destacar también los baños de María de Padilla, una amplia gruta recreada bajo las bóvedas que soportan el patio del Crucero, así como el laberinto y el jardín inglés.