Con su recio aspecto de iglesia-fortaleza, la catedral de Oporto, construida en el s. XII, s uno de los primeros monumentos románicos de relevancia que se erigieron en Portugal. En los ss. XVII y XVIII experimentó grandes cambios. En el interior, la capilla del Santísimo Sacramento, que se encuentra en el brazo izquierdo del crucero, alberga un precioso altar con un retablo de plata repujada. El claustro aledaño, del s. XIV, está enteramente recubierto con azulejos realizados por Valentim de Almeida entre 1729 y 1731.