Empinadas cuestas en el cerro de Ménilmontant, pasajes y callejuelas típicos como el pasaje de la Duée, inmuebles de hormigón codeándose con venerables casas bajas, magníficas vistas de París desde lo alto del parque de Belleville o la rue des Cascades... ¡el encanto de lo insólito y lo anacrónico! En el barrio, las comunidades magrebí, china y vietnamita se mezclan con jóvenes y artistas concienciados con el encanto de ese París popular en el que se criaron Maurice Chevalier o Édith Piaf.