El espectáculo desde La Coupée, estrecho istmo atravesado por el camino (por suerte con barandillas) que une el Grand Sercq con el Petit Sercq, es grandioso: a uno y otro lado, los acantilados se hunden en el mar desde más de 80 m de altura. La vista al oeste se extiende en dirección a Brecqhou, Jethou, Herm y Guernesey. Una escalera al pie del acantilado a la derecha conduce hasta la bahía de la Grande-Grève, una invitación al baño en verano.