Esta mansión construida por Voltaire aún alberga numerosos recuerdos del filósofo, entre ellos el retrato con 40 años pintado por Quentin de La Tour. La sorprendente tumba que se levantó en su interior albergó, hasta que le fue entregado a Napoleón y trasladado a la Biblioteca Nacional francesa, el corazón de Voltaire. En 1999 el edificio fue comprado por el Estado francés. Tras la visita podrá pasear por el parque y ver el gigantesco tejo cónico del antiguo huerto.