La ornamentación de la fachada exterior de la cartuja de Miraflores se limita apenas a los pináculos de los contrafuertes y a los dos escudos de sus fundadores. Esta severidad contrasta con la profusión ornamental del interior, de una sola nave con elegantes bóvedas de claves doradas, y, sobre todo, con el excepcional conjunto escultórico de la capilla mayor, realizado por Gil de Siloé a finales del s. XV. Este está formado por un retablo de madera policromada, un mausoleo real de mármol blanco y el arcosolio que alberga el sepulcro del infante Alfonso.