En la punta noroeste de Sicilia, en un paisaje de suaves colinas de tonos ocres y marrón rojizo lejos de cualquier centro poblado, surgen el templo y el teatro griego de Segesta, proporcionándonos uno de los espectáculos más evocadores de la Antigüedad mediterránea. Estos monumentos atestiguan con una gracia melancólica el prestigioso pasado de una ciudad que fue primero griega y después romana. Seguramente fue arrasada por los vándalos, auque la vida siguió hasta la Edad Media como lo prueban los restos de una iglesia y de un castillo normando.