Hogazas de pan de trigo candeal horneadas en el horno de leña del pueblo, deliciosos patés de perdiz elaborados en la propia casa, reconfortantes potajes, guisos de garbanzos o alubias con IGP (Indicación Geográfica Protegida)… La propuesta que ofrecen en este restaurante, más pensado para el día a día que su laureado hermano mayor (Coto de Quevedo Evolución), es de esas que reconfortan el alma y nos ponen en contacto directo con el territorio, dando a su vez un servicio más accesible o cotidiano para los clientes alojados en su encantador hotel rural. El chef José Antonio Medina sigue apostando aquí por los productos cinegéticos, el ADN de la casa, pero planteando una propuesta más tradicional que se presenta como toda una oda a los platos de cuchara.