Se encuentra fuera del centro histórico pero merece la pena acercarse, pues siendo íntimo (cuatro mesas) se presenta con un cuidado interior contemporáneo. Su cocina, propia de una culinaria tradicional actualizada que siempre ensalza los productos locales de temporada, hace guiños tanto al recetario galo (el chef, Samuel Hernández, es de origen francés) como al portugués (por su madre) y al español (por su padre). La carta, que se reinventa una vez al año, se ve apoyada por un menú degustación (en ambos casos, la propuesta se puede completar con dos pases extra: Selección de quesos artesanos y Pâté en croûte). ¡Buen servicio y sumillería!