El grandioso puente del Gard, una maravilla romana construida en el s. I en un enclave espectacular, es un resto de los 50 km de acueducto que conducía hasta Nimes el agua colectada en las inmediaciones de los manantiales de Uzès. El puente transmite una asombrosa sensación de ligereza pese a estar construido con colosales bloques de entre 6 y 8 toneladas, izados a más de 40 m de altura y dispuestos en tres hileras de arcos retranqueadas entre sí. Las frondosas colinas y las verdes aguas del Gardon en las que se reflejan las venerables piedras cobrizas contribuyen al encanto de este increíble lugar que cuenta con el prestigioso sello Gran Sitio de Francia.