Este hermoso parque que rodea la residencia veraniega de un noble raguseo data del s. XV y constituye un perfecto ejemplo de la forma de entender la vida y la jardinería en el Renacimiento. Posee numerosos senderos, rodeados de todo tipo de especies exóticas o raras, que conducen hasta pequeños remansos de tema variado, como el de la fuente de Neptuno, con su gruta, sus estatuas y sus surtidores de agua, o el del acueducto, que recuerda la presencia romana. El conjunto acaba en una agradable terraza asomada al mar.