Fundada en 1076, la abadía de San Juan de las Viñas fue una de las más prósperas de la Edad Media. Las liberalidades de los reyes de Francia, en particular, permitieron la construcción durante los ss. XIII y XIV de una iglesia abacial y edificios monástico. En 1805 un decreto ordenó su demolición para utilizar los materiales en la reparación de la catedral. Ante la oleada de protestas, la fachada pudo ser salvada. Aún se pueden admirar los dos campanarios flamígeros, un bonito refectorio, la bodega, el claustro mayor (magníficos capiteles) y el claustro menor con sus dos soportales renacentistas.