El kremlin de Rostov, antigua residencia del metropolita, se construyó en el s. XII a orillas del lago Nero. Destaca por sus murallas blancas, dotadas de once torres, de las que emergen las cúpulas de la catedral del Tránsito. Después de franquear las Puertas Santas se accede al Patio del Metropolita, con varios edificios de la segunda mitad del s. XVII que son palacios reconvertidos en museos e iglesias con valiosos frescos.