En los albores del s. XVIII, Constantino Brancovan, por aquel entonces príncipe de Valaquia, mandaba construir un palacio de verano a orillas de un lago al norte de la capital. El resultado, un edificio de ladrillo rosa, está considerado como una obra maestra del estilo Brâncovenesc. Posteriormente, la residencia fue transformada en posada y saqueada por turcos y rusos... Cuando en el s. XIX la familia Bibescu recuperó el palacio en un estado lamentable, mandó renovarlo y acondicionar el parque.