Situada en el corazón de la medina, la plaza Jemâa el-Fna espera a que el sol empiece a declinar para ofrecernos su verdadera naturaleza: puestos, gentío, ruido, gritos, música, olores... alcanzando su cenit gracias a la "halka", un arte callejero, un arte de las palabras y de cómo interpretarlas que consiste en reinventar cuentos, historias y canciones delante de los curiosos o de los adeptos de esta disciplina, que son muchos. La plaza Jemâa el-Fna está catalogada por la Unesco como "obra del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad".