La enorme península de Kii se adentra en el océano Pacífico entre Osaka y Nagoya. El extremo sur es un mundo secreto de abruptas montañas cubiertas de cedros y bambúes donde los torrentes caen en nerviosas cascadas. Hace 13 siglos los sintoístas poblaron este paraíso terrestre con una miríada de deidades aún presentes y veneradas en Kumano Sanzan, conjunto de tres santuarios en total osmosis con el entorno. Los tres están unidos por caminos de peregrinación.