Construida básicamente según los planos diseñados por Eliel Saarinen, uno de los autores del pabellón finlandés de la Exposición universal de París (1900), la estación (1905-1919) es un exponente de la llamada "arquitectura objetiva". La piedra, el vidrio y el hierro se unen para crear una catedral laica moderna custodiada por las gigantescas e impasibles estatuas de Emil Wikström.