El cañón de Añisclo es una impresionante brecha en la montaña de unos 20 kilómetros, en la vertiente meridional del Monte Perdido. Atrae por su frescura y su vegetación de pinos negros que se agarran a las paredes calcáreas. Más estrecho que el valle de Ordesa, su acceso es menos asequible y las infraestructuras que ofrece a los visitantes son más limitadas. En cambio, podrá disfrutar de un entorno más salvaje y de unos senderos menos transitados.