La primera biblioteca pública de Irlanda fue edificada en 1701 por el arzobispo Narcissus Marsh. Sus 25.000 volúmenes procedentes de cuatro colecciones privadas incluyen numerosas obras raras y antiguas. Las estanterías de roble oscuro dividen dos largas salas. Para proteger las obras, los lectores eran encerrados en compartimentos en los que siempre eran visibles y los libros eran colocados en un soporte fijado a la pared por una cadena.